UN SABADO CUALQUIERA

Ciudad de México año 2020

Es sábado por la mañana, aun sigo en la cama junto a mi amada esposa. Llega Emiliano mi hijo mayor que el próximo mes cumplirá diez años. Esta emocionado hoy es su primer juego en la liga infantil de futbol americano, y esta aun más orgulloso (no tanto como su padre) por que le dieron el jersey #11, "Tú número papi, es tú número", Ya no más ahora es tiempo de que escribas tu propia historia en las águilas blancas (en que otro equipo podría ser) .

Sábado al medio día, estamos toda la familia en las gradas del casco de Santo Tomas; mi esposa afamada diseñadora que aún así se da tiempo para ser gran madre y esposa, mi hija Ximena de 7 años que aunque sabe poco del juego se emociona al ver a su hermano, los abuelos orgullosos como siempre de sus nietos, mis hermanos viendo como crece la dinastía, mi socio y amigo con quien comparto el despacho de arquitectura que formamos hace apenas unos diez años con pocos pesos en la cuenta y muchos sueños por delante.

Sábado por la tarde, después del juego que por cierto ganamos,( lo cual no es novedad ya que desde infantiles hasta liga mayor llevamos años siendo campeones). Vamos a la comida, El rancho de Ruy (mi socio) sigue estando a las afueras de Texcoco, no cambia desde que estábamos en la escuela(le gusta la tranquilidad de la provincia citadina). Comemos lo de siempre, carne asada, conejo que nos preparo su esposa y mientras nos tomamos un par de cervezas recordando viejos tiempos cuando éramos unos jóvenes arquitectos, que sin saberlo ahora están nominados al premio Pritzker, que si llegamos a ganar haremos lo mismo que en nuestras épocas estudiantiles lo rechazaremos ya que seguimos creyendo que los premios prostituyen la verdadera arquitectura.

Sábado aun por la tarde recibo una llamada de una de mis mejores amigas "Leticia" que después de varias maestrías y doctorados en Escocia regresa a México para dirigir su facultad FyL, aun no entendemos como una universitaria y un politécnico podamos seguir siendo tan amigos a pesar de la distancia, el tiempo y las ideologías tan distintas. Prueba irrefutable de que la amistad entre un hombre y una mujer si puede ser posible.

Sábado en la noche, camino a casa los niños caen rendidos, mientras mi esposa y yo platicamos cual novios en proceso de cortejo, a pesar de los años de estar juntos siento que cada vez nos complementamos más, es cierto lo que dicen una buena pareja no es la que forman dos mitades de naranja. Si no dos naranjas independientes con pensamientos y vida propia.

Para terminar el día nos dirigimos al bar, nuestro bar, aquel donde nuestros ojos chocaron por primera vez.

Y mañana, mañana ya será otro día.

Basado en este post de Defeña, que por cierto ella se baso en otro jejejeje

SalU2, Un abrazo