Y luego nos quejamos ....
Si nosotros mismos lo provocamos al creer y crear (lo cual aun es mucho peor) estereotipos de prácticamente todo. Y el porque mi encabronamiento del día de hoy, pues simplemente porque me sacan de mis casillas comentarios hechos en mi entorno. Y lo peor de todo es que son comentarios realizados por mujeres, donde se minimizan unas a otras (no mamen, no se metan el pie entre ustedes).
Pinches pensamientos tercermundistas, donde se cree que el trabajo realizado por un hombre (me refiero al genero) es un trabajo bien hecho, sin necesidad de corrección alguna, en cambio el realizado por una mujer esta cuestionado a una exhaustiva revisión. Es lo que me caga de la rama ingenieril, porque algo realizado por una ingeniero es mas cuestionado que otra cosa realizado por un hombre.
Peor aun, muchas mujeres estan esperanzadas a que las rescate un príncipe alto, rubio, de ojos azules, verdes o ya de perdida color miel en un caballo pura sangre color blanco, con capa de terciopelo rojo y una espada al cinto. Les tengo noticias mujeres esos hombres no existen, lo que existimos somos hombres reales (a menos que sean de Suecia, y aun así estos no llegan en caballo ni con espada) de 1.76 (los que comimos cerelac en la infancia) o tal vez menos, sin castillo y con un buen de deudas con el banco y hacienda. Y no, no todos somos patanes, pero no nos dejan demostrar lo contrario.
Igual de nefasto es seguir creyendo en las telenovelas, aterricemos el asunto, no importa si es escrita por Y. Vargas Dulche, Candace Bushnell o por Epigmenio Ibarra, todas tratan de absolutamente lo mismo. Por un lado encontramos a la pobre pero honrada, eso si guapa y con hartas ganas de superarse para sacar a su jefecita (siempre quise escribir jefecita) y a sus carnalitos del hoyo, y dispuesta a enamorarse del primer príncipe alto, rubio, de ojos azules, verdes..........blablablabla. Por otro tenemos a la ninfomana que en realidad esta necesita de amor y su autoestima invariablemente siempre esta por los suelos por que no encuentra a un príncipe alto, rubio, de ojos azules....blablablabla. Y una vez mas donde quedamos los hombres reales (ah si, somos los amigos del príncipe alto......), en un segundo plano.
Si se que igual yo también estoy estereotipando con este post y que no todas tienen actitudes ni características como las aquí mostradas. Mejor aun que son muy inteligentes y lo demuestran día con día en su entorno. Por favor no cambien, los hombres reales buscamos mujeres reales y no princesas de cuento.
Conclusión: Ni mi madre es una santa ni todas las mujeres son unas putas.
Si nosotros mismos lo provocamos al creer y crear (lo cual aun es mucho peor) estereotipos de prácticamente todo. Y el porque mi encabronamiento del día de hoy, pues simplemente porque me sacan de mis casillas comentarios hechos en mi entorno. Y lo peor de todo es que son comentarios realizados por mujeres, donde se minimizan unas a otras (no mamen, no se metan el pie entre ustedes).
Pinches pensamientos tercermundistas, donde se cree que el trabajo realizado por un hombre (me refiero al genero) es un trabajo bien hecho, sin necesidad de corrección alguna, en cambio el realizado por una mujer esta cuestionado a una exhaustiva revisión. Es lo que me caga de la rama ingenieril, porque algo realizado por una ingeniero es mas cuestionado que otra cosa realizado por un hombre.
Peor aun, muchas mujeres estan esperanzadas a que las rescate un príncipe alto, rubio, de ojos azules, verdes o ya de perdida color miel en un caballo pura sangre color blanco, con capa de terciopelo rojo y una espada al cinto. Les tengo noticias mujeres esos hombres no existen, lo que existimos somos hombres reales (a menos que sean de Suecia, y aun así estos no llegan en caballo ni con espada) de 1.76 (los que comimos cerelac en la infancia) o tal vez menos, sin castillo y con un buen de deudas con el banco y hacienda. Y no, no todos somos patanes, pero no nos dejan demostrar lo contrario.
Igual de nefasto es seguir creyendo en las telenovelas, aterricemos el asunto, no importa si es escrita por Y. Vargas Dulche, Candace Bushnell o por Epigmenio Ibarra, todas tratan de absolutamente lo mismo. Por un lado encontramos a la pobre pero honrada, eso si guapa y con hartas ganas de superarse para sacar a su jefecita (siempre quise escribir jefecita) y a sus carnalitos del hoyo, y dispuesta a enamorarse del primer príncipe alto, rubio, de ojos azules, verdes..........blablablabla. Por otro tenemos a la ninfomana que en realidad esta necesita de amor y su autoestima invariablemente siempre esta por los suelos por que no encuentra a un príncipe alto, rubio, de ojos azules....blablablabla. Y una vez mas donde quedamos los hombres reales (ah si, somos los amigos del príncipe alto......), en un segundo plano.
Si se que igual yo también estoy estereotipando con este post y que no todas tienen actitudes ni características como las aquí mostradas. Mejor aun que son muy inteligentes y lo demuestran día con día en su entorno. Por favor no cambien, los hombres reales buscamos mujeres reales y no princesas de cuento.
Conclusión: Ni mi madre es una santa ni todas las mujeres son unas putas.
2 comentarios:
Me parece terrible q hayan mujeres q no crean en ellas, en realidad nosotras somos capaces de muchas cosas a la vez, por ejemplo conozco mujeres q trabajan, son amas de casa, cuidan a los hijos, hacen los oficios, etc.
Como profesional te puedo decir q las mujeres somos capaces de hacer por igual lo q hacen los hombres, al menos intelectualmente.
Y lo de las novelas, me parece una perdida de tiempo, ese es el opio de pueblo al igual q la droga.
Saludos desde Colombia
Cierto... pero, ¿y los estereotipos de los hombres respecto a las mujeres?
Eso sería interesante leértelo... je.
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